martes, 30 de enero de 2007

Chaqueta mental N° 17

Aleatoriamente veo fotos en los álbums de Flickr y me encuentro a viejos conocidos, para mi no es sorpresa que la ciudad, o el mundo, sean tan pequeños; desde aquella vez en la que cambié mi playera de NIN con un desconocido (él me dio una de Pearl Jam) y años después alguien encontró a ese mismo sujeto en la acera de enfrente caminando por las calles de Vancouver, fue que dejaron de sorprenderme esas cosas, seguro en cualquier parte encontraras a algún conocido de algún conocido.

Veo en las fotos sus estúpidas caras sonrientes, divirtiéndose, como si trataran de presumir las drogas que consumen, lo alivianados que son y cómo se divierten, sus ropas que están tan a la moda, las viejas fresonas fumando mota y tomando caguama. Si estos álbums tuvieran música, seguramente sonarían canciones indie-emo-nosequepedo que gritan VEANME, SOY COOL.

Y me pareció verte a ti, con tu cara redonda, ojos pequeños y sin pestañas, y los labios hinchados que hace años tanto ame (lo sé, estaba ciego), creo que ahí estas (no te recuerdo bien), divirtiéndote entre esa bola de posadores y no es que me sienta decepcionado, que esté amargado o que tenga envidia de que tu vida que al menos en esas fotografías, parece más interesante que la mía (y que seguramente lo es, la mía es una cagada). Y no quiero evitar que me ataquen algunos recuerdos que se presentan como fotografías que había olvidado, cuando según nosotros buscábamos algo más puro que figurar entre la gente (puras pinches patrañas) y también me acuerdo cuando dejaste de usar las minifaldas de colores metalicos que tan bien hacían lucir tu cuerpo y las cambiaste por trajes sastre y me dijiste que ahora preferías escuchar a Alejandro Saez (o como vergas se escriba) que a los Babasonicos.

No sé, tal vez será que yo no he cambiado, que ilusamente sigo buscando la pureza (que en la basura es difícil de encontrar) y me sigue gustando Led Zepellin (pero es que, verga, son lo máximo, nunca los han mejorado) o que sigo aferrado a antiguos y obsoletos recuerdos que, para el colmo, ya he olvidado, que tal vez sigo en la inercia de una rutina de la que a veces me gustaría escapar. No sé, a veces me siento como se sentiría un jipi en los ochentas.

Pero no creas, no te daré la satisfacción de sentir lástima por mí, mi vida no es tan jodida, la diferencia es que yo no me ando tomando fotografías con mis amiguis para subirlas a internet y que todo el mundo las vea, yo mejor escribo un blog donde puedo poner todas las chaquetas mentales que me da la gana (que para el caso es la misma chingadera).

SALUDOS

miércoles, 24 de enero de 2007

Daniel Johnston

A ver a ver, yo a este guey lo conocí por que en el blog de Mario Almada me encontré con una lista de recomendaciones de películas para ver en navidad, digo, en Halloween y una película llamada The Devil and Daniel Johnston encabezaba el chart.

Ya ven cómo pasa a veces con las cosas que te han comenzado a gustar, de repente escuchas por ahí algún comentario aislado, ves la portada de un disco desconocido pero altamente atrayente, alguna una imagen en interned, un jingle de comercial y de repente estas en medio de una búsqueda obsesiva por enterarte quien es el autor de esa música, película, pintura, etc. que ocupa (y me refiero a dominar y no a “necesitar”) tus pensamientos.

Bueno, la historia de este músico (y monero) es que se trata de un cantautor folky en la onda de Elliot Smith (aunque claro que Elliot está muuuuuuucho más cabrón que éste y que todos los Sufjan Stevens juntos) que esta bien loco, pero no crean que loco tipo “guey, no mames, esta bato esta bien loco, bien tripeado”, o sea, el guey tiene una especie de desorden mental cabrón, con pedos serios de manicomio y toda la cosa. En fin, seguramente si le buscan un poquito encontraran que ha influenciado a artistas de la talla de Cuco Bain y Yo la tengo (quienes coverearon una buena rola llamada Speedy Motorcycle [que yo no sabía que era de él]) y a su puta madre también.

El chiste es que este bato le dio por grabar un putamadral de canciones en una grabadora puteada y la gente le dio por gustarle su onda chafona y encumbrarlo como artista de culto (¿encumbrarlo? Creo que lo que dije no tiene mucho sentido), y yo curioso que soy pues me bajé algunas canciones que ahora comparto con ustedes.

Según eso la gracia de este señor es que sus composiciones están llenas de una pureza avasalladora y un lirismo abrumador (quiobo).



Cuando digo que sus canciones fueron grabadas de manera putiada, lo digo literalmente, hasta tus oídos se pueden sentir ofendidos por la calidad de las grabaciones, la forma en la que toca la guitarra y como aporrea al piano. En fin, a mi la neta no me gusto su pedo pero tiene una rola que se llama Los Bitles y eso basto para que ganara mi simpatía y una reseña en este lugar.

Dale clic izquierdo (¿o es derecho…? Como sea) y ponle save as o guardar destino como, para bajarlas a tu chompu.

Casper (la rola que canta este… Casper en la película Kids)

Lazy (Me gustó lo que esta canción dice)

Los Bitles (Ésta está dos tres)


Ahh por cierto, lo que me llamo la atención de este guey fue que de repente comenzó a obsesionarse con pedos de Satanas y cómo el Maligno se apoderaba de su vida.

Sórales.






Simón, ese pinchi gordo es del que estoy hablando, pero no siempre fue así, de hecho creo que el bato lleva cantando desde principios de los ochentas.



lunes, 22 de enero de 2007

Tideland o La Isla Subterránea le pusieron en México


Jeliza Rose es una morrita de unos 10 años que se la pasa todo el tiempo en su mundo de fantasía jugando con las cabezas de sus barbies cuando no está preparándoles los hits de heroína a sus padres. En una de esas, el papá consigue material jodidón y la jefa (la misma morra que sale en La Novia de Chucky) se muere de un pasón, por lo que la niña y su padre se van a una casona abandonada donde su papá vivía en su juventud. La casa es un marranero lleno de tiliches viejos en medio de un enorme pastizal de hierba seca, el mundo perfecto para la imaginación de un niño (Recuerden esas incursiones, durante la niñez, al closet de la abuela y como una expedición en algún lote baldío se convertía en las andanzas por una densa selva) y el papá, tan yonky como para dejar que su hija le prepare sus chutes, luego, luego llegando, se mete una dosis que resulta fatal. Pero la morrita, ni en cuenta, se la pasa jugando feliz todo el tiempo, imaginando que vive en una especie de País de las Maravilla (Sí, el mismito que el de Alicia) mientras el cuerpo de su papá se hincha, pudriéndose en el sofá.

Sin embargo, tiene por vecinos a una pareja de singulares personajes, Dell, una vieja bruja-pirata-tuerta-amargada quien no puede salir de su casa si no es con una vestimenta espectral a causa del pánico que le tiene a las abejas, y que la asemeja a la Dama de Negro de aquellos programas de la Hora Marcada (¿si se acuerdan, no?); además está su hermano Dickens quien sufre de alguna especie de retraso mental (le sacaron un pedazo de cerebro y ostenta una rajada en todo su cráneo) al que le gusta imaginar que los enormes pastizales que están por todos lados son una especie de mar de cien años de antigüedad donde se la pasa nadando en la búsqueda de Tiburones.

Pudiera seguir hablando sobre lo que trata la película pero la verdad es que no trata de mucho más; las interminables ondeadas de Jeliza Rose, y cómo convierten a su padre en una momia (le sacan las vísceras y sangre como si lo disecaran), las cabezas de sus muñecas que adquieren una personalidad propia, la inocencia sexual y una trama que no sabes a dónde se dirige (Sí te da una idea, pero…).
No crean que es de esas película bien locas we a las que lo les entiendes ni madres y dices que se trata de un filme Bastante subjetivo sujeto a múltiples interpretaciones para justificar cualquier pendejada incomprensible, pretenciosa y culturosa. Nop, al contrario, se trata de una trama bastante simple (si quieres sonar mamón, llámale, minimalista), sin falsas pretenciones.

Cuando terminé de ver la película, pensé que no me había gustado, pero me dejó pensando un par de días, por eso me puse a escribir esta especie de reseña. No sé, tal vez, tratándose de una película de Terry Gilliam esperaba que de repente explotara el mundo de imaginación, donde se la pasan Jeliza Rose y Dickens, utilizando barrocos efectos visuales; alucinando pues, pero eso sólo ocurre en un par de ocasiones y la mayor parte del tiempo, como espectador tienes que hacer el esfuerzo (no mucho) para meterte en ese País, ya que todo se muestra desde el punto de vista del mundo “normal” o el que los adultos vemos pues y aguevo tienes que utilizar tu imaginación para disfrutar esta película (o verla pacheco, yo no la vi pacheco, pero me gustó que una película me pusiera a pensar y me exigiera utilizar mi imaginación para disfrutarla, de lo contrario, la película seguramente te parecerá un tanto aburrida o enfadosa). Creo que el tema va principalmente sobre la niñez y la imaginación con varias ondas macabras, morbosas o perversas, qué se yo.

La actuación recae, casi en su totalidad, sobre la morrita (Jodelle Ferland) quien a base de constantes monólogos hace desarrollar la acción hacia ninguna parte. A mí, me gustó bastante su actuación, tiene mucho de una lolita pero sin la malicia sexual de ésta (pero sí, sí tiene algo), más bien, tiene mucho de una niña chiquita y su mundo infantil de muñecas. También me quedé pensando en la actuación de Jeff Bridges quien se la pasa dormido, o muerto, casi toda la película (“Jeliza Rose, es tiempo de que papi se tome unas vacaciones” decía el cabrón cada vez antes de meterse un pinchazo) y me recordó mucho a su papel en “El Gran Lebowski” con la diferencia que en la segunda la hacia de pacheco pendejón, mientras que en Tideland es un tecato bien macizo.
El final de la película no tiene madre, tanto, que hasta me dan ganas de platicárselos, pero pues mejor me aguanto, mejor no, se termina en que Dickens por fin atrapa al pinche tiburón en medio de un enjambre de hadas que bailan entre llamaradas.
MUUUUUY BONITA, sí me gustó.

jueves, 18 de enero de 2007

Beso Blanco (final)

Se siente chido manejar pedo, no sé, es como si manejara mejor, o tal vez sea que casi siempre que ando pedo es de noche y no hay tantos carros y puedes meterle más a gusto el acelerador. Sí, sí, bueno, se nota que tú sí manejas bien, porque cuando mi gordo toma, prefiero manejar yo, de plano. Tú como que te fijas más en todo, extremas precauciones ¿Me entiendes? Y me mira con sus los parpados entrecerrados. Algo quiere. Las pestañas acarician su mirada y humedece, como no queriendo la cosa, sus labios hinchados, como si estuviera enojada o quisiera un beso, o algo más. Pero naaaa, no puede ser, porque se supone que vamos por cotex, además, pues es la vieja de mi compadre; y ahora si que yo no he hecho nada, ella solita me esta aventando la tanga bien cabrón. Hago como que voy a meter una velocidad y le agarro, como no queriendo la cosa, la pierna, ella no dice nada, su piel esta bien suavecita y se siente como si estuviera acariciando un chabacano, ya chingué, comienzo a acariciarla y subo mi mano cada vez más dentro de su falda, despacito que no tengo prisa. La comadre me detiene, ya valió verga. Si no quieres mancharte, no sigas. Me voy a manchar, pero contigo. La tomo por la nuca y la beso, le meto la lengua para probar la suya y ella la chupa, pinche besuqueadota nos estamos dando. Agarro su cabeza y comienzo a empujarla hacia abajo, a que salude a Pancho de a beso y ella no se opone, parece que tiene hambre, me la come toda, desde la punta de la lengua hasta la garganta, se la traga, comienza a subir y a bajar con la verga dentro y su lengua no para de moverse, lamiéndome el tronco. Comadrita ¡estas babeando! ¿Tienes hambre? Toma tu lechita, tómala toda… ahh… ah. La agarro por la quijada y la beso y le meto mi lengua en su boca y me saboreo a mi mismo en ella y en este momento, el interior del carro se llena de un dulzón e intenso olor como a vagina y sudor.*

FIN

miércoles, 17 de enero de 2007

Beso Blanco (3ra Parte)

¡Quiubo! ¡Quién se lanza! Están pendejos si piensan que voy a ir yo, yo traje la botella que nos acabamos de chingar. Yo menos, soy el anfitrión. Ashhh, parece que aquí no hay hombres, yo voy, además tengo que comprar algo. Al contrario, si hay hombres, pero todos son una bola de inútiles. Jajajajaja, más risitas pendejas. O sea que ya me chingué, bueno, yo voy, pero coperacha para la causa, están idiotas su creen que la voy a comprar yo solo. ¿Qué vas a querer que te traiga comadre? Unos Tampax que ya se me terminaron. No mames, mejor acompáñalo gorda ¿cómo le encargas esas cosas? Hasta a mí me da pena cuando me mandas a mí. O.K. ¿A nadie se le ofrece algo más? Sí, tráiganse algo de cenar ¿no?, como que ya hace hambrita. Pfff, esta morra siempre sale con estas chingaderas, nomás falta que nos encargue un pozolito o algo así; le voy a traer unas pinches papas, además ni ella ni su cabrón pusieron nada de lana, pinches 50 pesos, para los refrescos apenas, nomás porque es amigo de mi compadre y su vieja está bien buena, si no le hubiera aventado el pinche billete en la cara; Naaaa, hasta eso son buena onda, pero bien gorrones, eso sí. Ahorita vengo chula ¿no quieres que te traiga algo? No, nada más no te tardes, ya me quiero ir, porfas. Y pone su pinche jeta de mustia. **


Continuará...

martes, 16 de enero de 2007

Beso Blanco (2da parte)

Y luego aquí es un marranero, bien que lo dijo mi vieja, estos gueyes son bien sucios, tienen bien desarreglada su casa. Ni quién se fije, la neta, no me importa, me vale madres, lo importante es pistiar y escuchar chida música y hasta eso que a mi compa no le falla, aunque me caga que diario me ande presumiendo que se bajó del Internet el ultimo disco de Quiensabequienchingados pero que es la última sensación entre el público conocedor y jamás los oirás en el radio y que si su nuevo reproductor de mp3s tipo Aypo. Porque es sólo eso, pura presunción. Deja te la pongo otra vez, para que te claves en la textura, checate las guitarra, están bien locas, como si estuvieran borrachas. Oye compadrito, ¿me haces un campito en el sofá? ¡Ahh, como no! Faltaba más. Deja me paro para que te sientes más a gusto. Que pasó cabrón, no andes albureando a mi vieja. Jajajajajaja, y todos soltamos la risotada. Pinchi pendejo, este guey se cree el muy chistosito, me caga que la gente le encuentre doble sentido a todo lo que escucha, que si el chico con suelas de hule o el pelón de las medallas, ¡sabe qué más! Ni que fuéramos chilangos, puros albures dizque de agilidad mental y verbal que lo único que hacen es demostrar su condición de homosexuales reprimidos, pinches jotos. Eit, no hagan tanto escándalo que van a despertar al niño. Si quieres mejor llévalo a dormir a nuestro cuarto comadre. Uy no, con lo fresa que es esta vieja, de loca lo va a dejar en este marranero. No, así esta bien, además ya ahorita ya casi nos vamos ¿verdad? Sí, sí, en un ratito nomás que hay que ir primero por un pomo porque este ya valió verga. ***



Continuará...

lunes, 15 de enero de 2007

Beso Blanco (1ra parte)

Pisteando (que es gerundio) en la casa de los amigos de mi compadre, bueno, mis amigos también; después de un millón de veces de habernos puesto hasta la madre juntos, yo creo que ya se le puede llamar amigo a alguien ¿no? Cerveza tras cerveza hasta que se acaban, y luego le seguimos con el alcohol, el pisto, lo que sea, lo que haya, tequila, brandy, ron, vino, mezcal, cualquier culo de botella sobrante de las fiestas anteriores; y aquí estamos bien estúpidos embruteciéndonos ¿Me pasa un cigarro? Como no ¿Y con qué lo prendo buey? ¿Son solares o que pedo? ¿La platica? Conversaciones de machines rines que aburren a nuestras mujeres, que si las pinches Chivas apestan, que estas pero si bien pendejo, que son el mejor equipo de México, que nel, que el Cruz Azul es el que tiene más campeonatos desde que está en primera (qué argumento más pendejo), que el América y ya, ódiame más. Y las muchachas, bien gracias, con sus caras torcidas por el aburrimiento, incapaces de platicar entre ellas porque se cagan la madre, sin embargo están aquí de aferradas con nosotros quien sabe por qué, soportando eternas discusiones bizantinas. Sí guey, pero no tienes que gritar. Pero es que así hablo, cabrón, no estoy gritando. ****



Continuara...