jueves, 28 de junio de 2012

Desde un puerto de Oregon. The Shins



En México conocimos a The Shins cuando Natalie Portman le pasó sus audífonos a Zach Braff en aquella película de 2004 "Garden State" y quien diga lo contrario es un mentiroso o un hipster. A partir de ahí, los de Portland, se han convertido en referencia y quintaesencia de la música indie (nomás les faltó ser de Canadá)

Siempre da gusto cuando te encuentras un disco en el que todas canciones son al menos buenas y un par de temas realmente sobresalientes. Port Of Morrow (Columbia Records, 2012) es uno de esos cada vez más extraños casos. Con cambios en su alineación (aunque algunos ex miembros participan en éste álbum) James Mercer y compañía entregan su primera placa con una multinacional, habiendo quienes, casualmente, lo consideran su peor trabajo al abandonar la legendaria disquera Sub Pop “vendiéndose al establishment” y produciendo rolas simplonas y edulcoradas.

Como si tuviera algo malo buscar una mayor audiencia o una traición a sus orígenes al explorar vertientes en su sonido, tal vez tenga que ver la producción del ex Geggy Tah, Greg Kurstin, conocido por su producción en trabajos con Lily Allen, Ximena Sariñana o Ke$ha, pero también del Torches de Foster the People. Port of Morrow no es el Wincing the Night Away (Sub Pop, 2007) pero después de 5 años de silencio (sin contar con la participación de Mercer en Broken Bells) es de agradecer una nueva producción.

Tampoco es para rasgarse las vestiduras, probablemente la molestia venga porque una de las bandas insignia del “movimiento” indie busca hacerse más popular y una vez que le guste a la gran mayoría habrá que buscar a una nueva banda desconocida a quien rendirles pleitesías. Desde mi particular opinión no creo que el género indie aporte mucho a la música contemporánea más que el hecho de haber demostrado que no es necesario de las grandes compañías para alcanzar el éxito (cualquier cosa que eso signifique) y el haber regresado al rock and roll su simpleza y honestidad primigenia dándole preponderancia a la melodía.

Port of Morrow es precisamente eso, un disco de buenas canciones, bien rimadas, con guitarras que no pretenden robar protagonismo y ligeras reminiscencias a los Beatles que siempre serán apreciadas, donde, a pesar de todo lo que pueda decirse, seguramente figurará entre los mejores discos del año.

Links de descarga de sus discos
 Oh, Inverted World
 http://www.mediafire.com/?b0zbj9sx9dy 

Chutes too narrow
http://www.mediafire.com/?f7f3ycmcft4

 Wincing the night away
 http://www.mediafire.com/?djzzzzt22uz 

Port of Morrow
http://freakshare.com/files/zdc8ndh7/The-Shins---Port-Of-Morrow--2012-.rar.html

martes, 19 de junio de 2012

“Me meo en Radiohead” el nuevo disco de los Smashing Pumpkins: Oceania

Siempre me ha parecido difícil juzgar los discos de Smashing Pumpkins a la primera oída, la mayoría no me han gustado, pero conforme se desentrañan las capas de guitarras y esos redobles potentes de baterías, así como sus letras dulcemente desencantadas, los álbums adquieren la profundidad de los grandes discos.
Aunque claro que para llegar ahí hay que darles la oportunidad y dedicarles tiempo. Tal vez sea ese aroma a grungero trasnochados de Billy Corgan y sus fans, o el aire noventero del que no logran despegarse, así como la megalómana personalidad de su líder, que sus novedades discográficas no levantan las expectativas de otras bandas como, digamos, Radiohead.

Tal vez por eso Corgan tiene que hacer declaraciones polémicas para llamar la atención, como las que lanzó contra los británicos en la revista NME, donde, con justa razón, comenta que le molesta la excesiva valoración que tienen bandas como la de Thom Yorke. “Me meo en Radiohead”


“Porque no me meo en Rainbow, o en Deep Purple, pero me meo en los jodidos Radiohead. Por toda su pomposidad. El sistema de valores actual dice que Jonny Greenwood vale más que Ritchie Blackmore. No en el mundo en el que yo crecí”




Oceania (EMI/Caroline Distribution/Martha’s Music, 2012), su más reciente producción, surge del proyecto Teargarden by Kaleidyscope, en donde Corgan y compañía liberaron 44 canciones que se mostraban de una en una conforme se iban grabando, de las cuales se escogieron las 13 que conformar Oceania, donde parecen concentrar su sonido a lo largo de todos años de trayectoria. Pasajes cuasi-zpsicodélicos, arreglos con sintetizadores más que acertados, estructuras progresivas y las características paredes de guitarras que son el sello de la casa. El disco no suena nada pretencioso y parecen dejar la grandilocuencia fallida de Zeitgeist, es Corgan haciendo lo que mejor sabe hacer.

Con una nueva formación (aunque todos sabemos que siempre han sido el pelón y los demás) con el guitarrista Jeff Schroeder, Mike Byrne en la batería y la bajista (mujer al bajo, como debe ser) Nicole Fiorentino, es una placa bastante uniforme, donde destaca “Inkless” con un sonido “alternativo”,  la semi-balada “Pinwheels” o la ponchada “Panopticon” mas la pieza que le da nombre al disco que es un rolonón 9 minutos de duración.

Dejando un poco al lado su obsesión por superar sus cumbres creativas, se nota un disco más relajado (que recuerda a su material de solista TheFutureEmbrace o al Mary Star Of The Sea de Zwan) y que puede escucharse completo en su página oficial, aunque a partir de ayer, Lunes 18 de junio puedes comprarlo en línea o físicamente.

Algo sí puedo asegurarles, Oceania se mea fácil al The Kings of Limbs de Radiohead.

lunes, 18 de junio de 2012

¿Por qué los Beatles cruzaron el camino?

En estos tiempos tristes para la música en los que predominan las canciones de Adelele, los desgraciados (no les veo la gracia por ninguna parte) de LMFAO y “Assim você me mata”, es bueno recordar aquellos discos que engradecieron el rock y llevaron a la música popular a una de sus cumbres creativas: el Abbey Road de Los Beatles, (Apple Records, 1969)


Otra perspectiva de la clásica fotografía de Iain Macmillan

Con una portada sencilla, clásica e icónica, la cual fue lograda en menos de diez fotografías y con el nombre de la calle donde grabaron la mayoría de sus canciones; Paul McCartney pidió a George Martin que grabaran un último disco, como en los buenos viejos tiempos, haciendo a un lado los problemas y diferencias que alcanzaron su punto más álgido en las enlatadas grabaciones del que a la postre sería su último álbum publicado (Let It Be Apple Records, 1970, el cual fue lanzado una vez que la banda anunciara su separación), por lo que la atmósfera melancólica que impregna el disco no es gratuita, se trata de una despedida.

Abbey Road es un disco excepcional que a menudo se considera en las listas de los álbums más influyentes de la historia. Contiene la consagración de George Harrison como un magnífico compositor aportando dos de los mejores temas de los Beatles, el desgano de John Lennon por sus proyectos alternos y su relación con Yoko Ono, el autonombrameinto de McCartney como líder de la banda, así como el único solo de batería de Ringo Star y un espectacular duelo final de guitarras entre Paul, John y George.

Las canciones tienen ciertos elementos comunes que las emparentan y le dan esa sensación de perfección y solidez; los acordes finales de Come Together son una progresión natural del punteo inicial de Something, el hipnótico rasgueo de I Want You (She’s So Heavy) parece continuar en la maravillosa Because y el mítico medley (popurri) del lado B del álbum, formado por piezas no del todo terminadas, como lo habían hecho anteriormente en el himno A Day in the Life, estan unidas naturalmente entre si manifestando la importancia de George Martin y su trabajo en el estudio, culminando con lo que hubiera sido un final perfecto para una banda perfecta: The End, que contiene la quintaesencia Beatle, la frase cósmica: “and in the end, the love you take is equal to the love you make“.

Sin embargo al final, pareciera que Paul McCartney se metió a escondidas con su guitarra acústica en los estudios, para incluir el que muchos consideran el primer bonus track de la historia, Her Majesty, arruinando con una canción insulsa lo que hubiera sido un final perfecto.

lunes, 11 de junio de 2012

Beck- Hoy acabo de empezar a odiar a alguien (a Randy)

A pesar de que la influencia mexicana (chicana siendo más específico) siempre ha estado presente en la música de Beck al incluir frases en español en sus rolas y en los títulos de sus discos (Güero y Odeley, que supuestamente quiere decir, Órale) hasta el grado de incluir un sampler de la Banda Machos en una de sus canciones, es uno de los pocos artistas internacionales que aun no se ha presentado en nuestro país.


El angelino estuvo a punto de tocar en México cuando fue programado como el acto principal del Aca Sound Fest en 2002; en aquel entonces se hacía acompañar de los Flaming Lips como su banda en vivo y su presentación hubiera sido apoteósica de no ser por un huracán que hizo que el festival se cancelara.

A pesar de que su último disco data de 2008 (Modern Guilt, Interescope) Beck siempre se ha mantenido activo, ya sea produciendo Demolished Thoughts (2011, Matador Records), la última placa del líder de Sonic Youth, Thurston Moore; o colaborando en las bandas sonoras de películas como Scott Pilgrim vs. The World, Twilight Eclipse (¡puaj!) o Jeff, Who Lives At Home; así como en su interesantísimo proyecto Record Club donde se hace acompañar de una pléyade de artistas de primer nivel (Nigel Godrich, Devendra Banhart, Leslie Feist y St. Vincent entre otros) para grabar en un solo día los covers de un álbum completito, de principio a fin, entre los que figuran el Kick de INXS o el clásico de The Velvet Underground & Nico.

Así mismo, tiene la sana costumbre de lanzar sencillos de manera completamente autónoma y no como material promocional de un disco, sino para darle difusión a una canción como una obra en sí misma, a la vieja usanza, para mantenerse vigente como una presencia iluminadora dentro del panorama de la música contemporánea. Su última creación es “I Just Started Hating Some People Today” una divertida canción en clave country que cuenta con la participación de Jack White, la cual fue grabada en los estudios del propio White en Nashville, Tennessee para su sello discográfico Third Man Records, y lanzada como un disco de 7 pulgadas. La canción recurre a los clichés del género, armónicas, violines campiranos, guitarras slide y una juguetona letra que dice “I just started wanting to kill someone, And I don't need a nunchuck or a gun, Cause one look at my eye and you will run, And I just wanted, wanted to kill someone” y que resulta innovadora por el simple hecho de que Beck y White trabajaron en ella.

El track termina con un desmadre de gritos y guitarras distorsionadas por parte de Jack White para concluir con un cadencioso outro con reminiscencias al bossa nova pacheco de Mutations y la frase “I'm gonna kill you Randy, I'm gonna watch you die, You're so dead” lo que resulta curioso ya que el lado B es Blue Randy”, una canción de tiente melancólico con Beck cantando en ese tono grave que demuestra sus capacidades vocales.

Ambos tracks fueron grabados en 2011 mientras Beck estaba en Nashville trabajando en nuevo material para su esperado siguiente álbum, dejándonos con la expectativa de que por fin venga a México.