viernes, 27 de junio de 2008

Octavos de Final

Su carita mostraba un chingo de coraje, las lágrimas le resbalaban por las mejillas dejando unos ríos de tierra a su paso y con su rostro chamagoso me decía:

— Por qué perdiste papi ¿Por qué fuiste tú? ¡Por que tuviste que perder!

Y yo no sabía qué decir. Volteé a ver a mi alrededor y un montón de miradas afiladas como machete de campesino perredista se clavaban sobre mi, llenas de resentimiento, de frustración. Trate de pasar saliva pero mi boca estaba seca y sentía que me estaba tragando un estropajo de metal. Quería esconderme, desaparecer, que me tragara la tierra.

Y sus ojos brillaban, grandes, acuosos y resplandecientes, ahogados en lágrimas, pero yo no podía mirarlos, no era digno, me odiaban.

Quise decirle que no era para tanto, que no era nada importante, que me estaba haciendo un drama como los que acostumbra a armarme su madre, que el fútbol es solo un pinche juego.

— ¡Por qué! ¿Por qué así? Nadie nos está aplaudiendo y a los otros sí ¿!Por qué perdiste papá!? ¡Por qué no ganaste!


Íbamos ganando dos a cero, pero el árbitro compensó minutos de más para que los otros acortaran el marcador y todavía en el último minuto se atrevió a inventarse el penal con el que nos empataron. Me lo quería tragar vivo al cabrón, pero sabía que nos íbamos a ir a los penales y no podían echarme de la cancha porque todos los demás están bien pendejos y de seguro iban a fallar.

No hay nada peor en el mundo que un niño decepcionado, ellos no saben de derrotas ni de perdidas, y no deberían de saberlo nunca, pero así es este puto mundo cruel y tarde o temprano les tiene que tocar.

Yo me sentía reflejado en ella, con esa desilusión que irradiaba en todo su cuerpecito derrotado y que se me contagiaba, sentía ganas de llorar pero la vergüenza me inundaba y la frustración era tanta que llanto se estreñía en mi pecho y tenía vergüenza de que los demás me vieran y no podía hacer nada porque yo era el responsable de ese fracaso, de esas lágrimas, el que falló, la cagó y por mi culpa esa niña lloraba, porque soy su papá y confiaba en mi cuando nadie más lo hacía, y ahora ya no hará y en esas pinches lagrimas algo se perdía para siempre. A Euri la perdí desde que quedó embarazada, pera a Ariel la gané por el simple hecho de que soy su papá y no quería perderla, perder su confianza. Perder significa también extraviarse, deshacerse de algo para nunca recuperarlo.

Mientras Tanto Euri se la pasó todo el tiempo hablando por teléfono con quien dijo era su mamá y nunca vio el partido. Ariel era la única que tenía la esperanza en que metiera ese penal, si lo metía nos iríamos a muerte súbita (dos pendejos del equipo habían fallado pero lo bueno es que un imbécil del otro equipo la mandó por encima del travesaño), si no pelábamos. El Choco se acercó y me dijo “No lo vayas a fallar guey” y luego se quedó como pensando, en sus ojos podía ver como el cabrón se burlaba de mi desde antes, sabía que íbamos a fracasar. Pero luego luego me dijo con un optimismo eufórico pero más falso que (alguna referencia chistosita) “Animo galán. Sí se puede” Y voltee a la tarima de tablas y tabiques que sirve como tribuna y Ariel me animaba y brincando entusiasmada como porrista agitando sus manos y saltando y moviendo sus piececitos en el aire “¡Arriba mi papi!”.

Con decisión tomé el balón y lo acomodé minuciosamente en el manchón penal para desesperar al portero. Sin mirarlo caminé hacia atrás para tomar vuelo y con el rostro mirando al balón, enfocando toda mi energía en el objeto esférico donde se concentraba el éxito o el fracaso en mi vida, que Euri (quien todavía estaba hablando por teléfono) se sintiera orgullosa de mi aunque sea por un pinche juego de fútbol, que la gente me reconociera algo bueno, que el equipo llegara a felicitarme y me tumbara sobre el pasto para hacerme bolita festejando el triunfo (aunque ni siquiera era el del gane, sino el del empate), ganar algo por mi mismo y no celebrar triunfos ajenos, ver ganar a los demás, para lo único que sirvo es para absorber victoriasajenas, ser alguien mejor que los demás aunque solo fuera por 15 minutos.

Así que corrí hacia el balón y cerré los ojos para imaginarme que la que la portería era del tamaño de los Arcos del Milenio y el balón era un planeta, quería darle una patada al mundo, pero la portería se hacía cada vez más diminuta hasta convertirse en una madriguera de ratón. Con la punta del pie golpeé el balón que salió disparado hacia al marco deformándose por la potencia al estrellarse en el poste y rebotar casi hasta la media cancha.

La niña lloraba amargamente como si no pudiera creer lo que estaba pasando, me miraba con UN coraje. Fingí una sonrisa estúpida mientras todos se alejaban de mi alrededor como si mi cuerpo despidiera algún olor fétido, los rivales para festejas y mi equipo para no verme la jeta.

— Por qué perdiste papi ¿Por qué fuiste tú? ¡Por que tuviste que perder!— Ariel chillaba escandalosamente como solo los niños a quienes no les da miedo ni vergüenza mostrar sus sentimientos suelen hacerlo y todo el mundo alrededor nos veía y yo quería pedirle perdón pero solo me atreví a decir:

— ¡Ariel cállate o sino te pego! ¡Cállate a la chingada ya! Vamos con tu mamá para que nos de dinero para comprar una cerveza y unas papitas para ti.

miércoles, 25 de junio de 2008

CHAMAQUEADO

La llegada de Ramón "pelado" Díaz al Agreopuerto del DF para ser el nuevo técnico de la merica.



JAJAJAJAJAJAJ ohhhhhh dejenlo, pos esque esta pollo (Pollo ¿si compreeeeeenden, verdaaaaad?)

martes, 17 de junio de 2008

¿QUIERES SER PARTE DE UN RECORD GUINNESS?

El día de hoy, Martes 17 de junio, la compañía Mozilla, los creadores del browser más chingón del mundo, el FIREFOX intentarán batir el record para el programa con más descargas en la historia de la Super Autopista de la Información, mejor conocida como La Red de Redes o el Internet pa los compas.




¿separados al nacer?

Así que no seas pendejo y pícate el siguiente LINK o en la foto sangrona de arriba (o en la cola), que se supone que es el logo de Firefox pero en onda porno-tierna-poquemón, y descárgate el Firefox 3.0 que así a primera vista se ve igualito, pero un poco más chido y más rápido esho shi.

miércoles, 4 de junio de 2008

Sublime

El tiempo parece no caminar, se queda espeso, flotando en esta oscura habitación, atrapado entre humo de cigarro y el calor insoportable del fin del mundo. La televisión alumbra el cuarto, una ventana electrónica que sintoniza la estúpida y vacía programación del canal 4 local. Desde que cortaron el cable no hay mucho que ver, aunque cuando lo tenía era prácticamente lo mismo. El Show de Lagrimita creo que es el nombre del programa, pero no estoy seguro porque ya no sale el antipático conductor que lo acompañaba antes, Lalo, sí, ese enano sangrón y prieto que le decía Pan Bimbo Wonder al pan de barra. Pudiera salir a pasear a la calle pero no tengo ganas, cambio de canal.


El tiempo no existe, es solo la estúpida medida que utilizamos para contar los instantes de nuestra muerte, pudriéndonos a cada segundo que pasa. En el canal 7 del gobierno del estado está el programa de un viejito ranchero que turistea por los miserables puebluchos cerca de aquí, entrevistando gente jodida e ignorante en lugares desolados y polvorientos donde como aquí, no pasa nada y el tiempo parece haberse detenido y todos son viejos y están en las banquetas frente a sus casa, sentados en sillas tejidas de plástico mirando como el tiempo se los traga lentamente. Podría subir a la azotea y reconectar el cable, pero no tengo ganas, creo que he comenzado a tolerar la televisión abierta, además, es probable que me hayan desconectado desde el poste, aunque sin problemas pudiera hacerle un corte a la conexión de mi vecino y poner un divisor de señal para restablecer el servicio, pero no, no tengo ganas de hacer nada. Me gustaría vivir en una de esas mugrosas aldeas, tener algún oficio, carpintero o cronista del pueblo para contar historias rurales, quien quita y hasta sea el próximo Juan Rulfo, o hacer esas horribles y malhechas artesanías que de repente le venden a los turistas despistados que se atreven a ir a esos aburridos sitios, a conocer el México profundo; pero más bien será un borrachales, el borracho del pueblo, no habría día que estuviera sobrio, aunque no sé como le hacen los borrachos para costearse la tomadera. Aquí pudiera hacer lo mismo pero ahora no tengo trabajo y a pesar de que Euri consiguió, según ella, un trabajo, que no sé dónde es ni qué hace, no quiero pedirle dinero para cervezas y cigarros, no quiero darle ese poder porque después no voy a quitármela de encima a la perra.
Tal vez en el pueblo estaría casado con alguna india patarrajada de algún caserío en el cerro, y pediría dinero prestado a mis amigos o me iría a trabajar por temporadas a la pizca en California, o podría salir a comprar el periódico y buscar alguna vacante para no estar tirado en este sofá que comienza a calarme la espalda, pero no tengo ánimos, además no me veo laborando como auxiliar contable, promotor de ventas o en el telemarketing haciendo desagradables llamadas telefónicas para enjaretar algunas tarjetas de crédito ya que eso es lo único que ofrecen los diarios. Cambio de canal.
En el dos están pasando una de esas estúpidas novelas juveniles repletas de sensuales lolitas tan estúpidas como la muñeca Barbie. Quisiera que estuvieran dando algún partido pero no hay fútbol entre semana, además que ya eliminaron a todos los equipos mexicanos, que bueno, pinches mediocres y ratoneros, no quiero ni pensar en qué sería de mí si las chivas ganaran la libertadores, hediondas cabras, no había poder en el mundo que los hiciera callar, ni aunque las poderosas águilas salieran campeonas del torneo local se callarían los cabrones. Pero los partidos de Libertadores los transmiten únicamente por el cable y no quiero subir a conectarlo. Lo que sí es que las chavitas de la novela están bastante buenas, con uniformes de colegialas porno, listas para comerse la verga, según ellas están en un colegio de monjas pero en realidad las monjas difícilmente permitirían vestir esas chiquifaldas arriba del culo, y esas medias a las rodillas, blusas desabotonadas mostrando unos senos desproporcionados para la edad que dicen tener.
No hay mucho por hacer, Euri regresa hasta tarde y Ariel se encuentra en casa de sus abuelos, bien podría estar aquí conmigo, pero no tengo ganas, no podría masturbarme, masturbarme para olvidar, para no existir, para desaparecer vertiéndome en mis manos al menos por cinco segundos. Escupo en mi mano y humedezco mi flácido pene, debajo de la cabeza está de color rojo, irritado con una especie de aceite que huele a vagina, seguro es porque me la jalé en la mañana mientras veía la chica de los aerobics, que aunque estaba algo fea, estaba muy buena y los ejercicios eran bastante sugerentes. El acento de niña fresa de la chicas de la televisión comienza a excitarme, cuando iba en la escuela la fresada no hablaba así, ha cambiado el tonito para bien, se escucha más cool, con más clase, froto el pellejo de arriba hacia abajo utilizando únicamente tres de mis dedos y me arde un poco la parte irritada pero no me detengo, en el centro de mis entrañas siento venir el orgasmo, pero la telenovela cambia a una escena donde los padres de las muchachas o unos adultos quienes no sé que papel desempeñan en la trama, escupen pendejadas que están a punto de llevar al traste mi incipiente erección, cambio de canal, noticias, cambio, comerciales, cambio, comerciales, cambio otra vez, lagrimita y sus hijos payasos cantando una canción grupera, pero las coristas no están nada mal, estás si son lolitas que rondan los 17 años y no como las pelagartonas de la novela, están vestidas con minúsculos shorts, botas vaqueras y blusas amarradas por encima del ombligo como la prima putona de los Dukes de Hazard, otras visten como aquella Gatubela del programa a-go-gó de Batman y claramente enseñan la hendidura que se forma en medio de sus piernas (dedos de camello) y acelero mis movimiento para recuperar la erección y alcanzar el orgasmo, el ambiente viciado del cuarto comienza a calentarse y mi cuerpo suda, de mi frente comienzan a salir chorros de sudor y me llega un ligero tufo de sobaco, siento que la chorreada está a la vuelta de la esquina, pero mi mano comienza a cansarse y la emoción del centro de mis entrañas desaparece entre oleadas de una marea que es tragada por el mar, el programa ha terminado y mi verga se ha quedado con una blanca resequedad.




Intento pensar en Lalo, Lagrimita y yo agasajándonos a las edecanes del programa en una orgía llena de Buchanan's y cocaína en uno de esos hoteles de paso de la avenida Vallarta, las Urracas Parlanchinas están todas calientes con sus caras de putas corrientes de bule de Medrano y la Sesentaysabe, sus piernas y nalgotas gordibuenas estrellandose en mis huevos, pero de repente no tengo ganas de jalármela ya que me duele la verga de lo irritada que quedó.

En lugar de Lagrimita comienza el programa de la vieja y gorda Señora Zárate que se dispone a cocinar una carne en su jugo.