miércoles, 6 de septiembre de 2006

Alcanzando los sueños

Cielo azul apenas instantes antes de convertirse en negro.

Imágenes borrosas, visión nebulosa es lo que llamas realidad.

Los brazos extendidos como antenas que buscan percibir en el cielo a otras manos extendidas como antenas que buscan el contacto con las tuyas.

Casi a ciegas, sabes-sientes que esperan por ti.

Tal vez piensas que sólo se trata de un reflejo y que arriba es abajo y adentro es afuera y el cielo es un charco fangoso.

Que sólo eres tú solo y que todo está en ti.

Y que sólo piensas en ti mismo, en tu reflejo

Que no eres capaz de darte cuenta que tal vez hay unas manos en el cielo que buscan con la misma insistencia las tuyas.







Este sentido poema se llama “Alcanzando los sueños” y ya sé que el nombre está bastante mamón pero no encontré otras palabras que describieran mejor lo que trato de decir.

Me caga la poesía, siempre me ha parecido un azotaje culturoso e ininteligible (con excepción para el poeta que lo escribió), pero en este caso creí que era el mejor medio para expresar mis piensos. Me parece de mal gusto explicar un poema, tanto como explicar un chiste. Sin embargo aquí voy.

En una noche de desvelo, a medio dormir me visitó la musa y comenzó a dictarme algunas palabras en mi oído en forma de imágenes (y yo que pensaba que era un zancudo). Se trataba acerca de los sueños (y no me refiero a los oníricos) sino a las ambiciones y objetivos que nos planteamos en nuestras vidas. Y uno anda por el mundo con los brazos extendidos tratando de alcanzar lo que andamos buscando, algunos buscan en la tierra, otros en los demás y unos pocos en el cielo. Una especie de certeza vino a mi mente (será por las toneladas de libros que he leído de mis chamanes personales Conny Mendez y Deepak Chopra), pero en ocasiones estamos encerrados en nuestro propio mundito y no somos capaces de ver más allá de nuestro reflejo y pensamos toda la vida es una mierda como un charco fangoso, o bien, creemos que somos seres poderosos y autosuficientes, capaces de forjar nuestro propio destino y tal vez no vemos que las oportunidades también andan buscando a alguien que se haga cargo de ellas.

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