lunes, 18 de junio de 2012

¿Por qué los Beatles cruzaron el camino?

En estos tiempos tristes para la música en los que predominan las canciones de Adelele, los desgraciados (no les veo la gracia por ninguna parte) de LMFAO y “Assim você me mata”, es bueno recordar aquellos discos que engradecieron el rock y llevaron a la música popular a una de sus cumbres creativas: el Abbey Road de Los Beatles, (Apple Records, 1969)


Otra perspectiva de la clásica fotografía de Iain Macmillan

Con una portada sencilla, clásica e icónica, la cual fue lograda en menos de diez fotografías y con el nombre de la calle donde grabaron la mayoría de sus canciones; Paul McCartney pidió a George Martin que grabaran un último disco, como en los buenos viejos tiempos, haciendo a un lado los problemas y diferencias que alcanzaron su punto más álgido en las enlatadas grabaciones del que a la postre sería su último álbum publicado (Let It Be Apple Records, 1970, el cual fue lanzado una vez que la banda anunciara su separación), por lo que la atmósfera melancólica que impregna el disco no es gratuita, se trata de una despedida.

Abbey Road es un disco excepcional que a menudo se considera en las listas de los álbums más influyentes de la historia. Contiene la consagración de George Harrison como un magnífico compositor aportando dos de los mejores temas de los Beatles, el desgano de John Lennon por sus proyectos alternos y su relación con Yoko Ono, el autonombrameinto de McCartney como líder de la banda, así como el único solo de batería de Ringo Star y un espectacular duelo final de guitarras entre Paul, John y George.

Las canciones tienen ciertos elementos comunes que las emparentan y le dan esa sensación de perfección y solidez; los acordes finales de Come Together son una progresión natural del punteo inicial de Something, el hipnótico rasgueo de I Want You (She’s So Heavy) parece continuar en la maravillosa Because y el mítico medley (popurri) del lado B del álbum, formado por piezas no del todo terminadas, como lo habían hecho anteriormente en el himno A Day in the Life, estan unidas naturalmente entre si manifestando la importancia de George Martin y su trabajo en el estudio, culminando con lo que hubiera sido un final perfecto para una banda perfecta: The End, que contiene la quintaesencia Beatle, la frase cósmica: “and in the end, the love you take is equal to the love you make“.

Sin embargo al final, pareciera que Paul McCartney se metió a escondidas con su guitarra acústica en los estudios, para incluir el que muchos consideran el primer bonus track de la historia, Her Majesty, arruinando con una canción insulsa lo que hubiera sido un final perfecto.

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