viernes, 23 de noviembre de 2007

Leyendo Espera la Primavera Bandini


El camión oscila por las rutas de la ciudad y hace que los renglones brinquen cada que mis ojos se cierran, adormeciéndome.

Las blancas tardes del invierno de Colorado me llevan a un lugar del otro lado de las montañas, donde las tardes también eran blancas y debajo del horizonte, las montañas se reflejaban en los lagos salados y el sol proyectaba esas imágenes que ahora llegan a mis parpados cuando cierro los ojos y hay un atardecer púrpura y anaranjado. Caen del cielo, como lloviendo, como alimento sagrado, unas esponjadas plumas que flotan por el aire como burbujas de jabón que al tocar mi cabeza se revientan y me sumergen en recuerdos subliminales del pasado, cada uno más profundo y entonces las estrellas brillan dentro de una esfera de cristal (como las de la navidad) color azul oscuro.

Pero mi cabeza golpea la ventana del camión y me trae de regreso a la realidad. Los coches nos rodean y hay ruido por todas partes, pero en el horizonte, por encima de las casas y edificios, el sol se esta metiendo y pinta el atardecer con colores como si todavía siguiera dormido.

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